Balzan, Luigi
A carretón y cano. La aventura científica de Luigi Balzan por Suadmérica (1885-1893).
Edición, estudio, notas y traducción del italiano por Clara López Beltrán
IN: Bautista Gumucio, Mariano. Santa Cruz vista por cronistas y autores nacionales y extranjeros, siglos XVI al XXI. El País, Santa Cruz, 2013
Después de recorrer 11 km de pampa, llegamos al Río Grande, el que vadeamos con el carro descargado. Las cajas fueron pasadas en pelotas o pieles de buey curtidas sobre las que se colocan los baúles levantando después las cuatro puntas. Un hombre o más, dependiendo de la condición del río, arrastra esta extraña barca. Dormimos en la margen izquierda. El día 14 dejamos el carro y recorrimos 37 km. Siguiendo la margen izquierda del río entre bosques. Vimos casas a menudo. Como todavía no había llovido, el polvo producido por el barro que deja el río cuando se desborda era para asfixiarse. Después de esos 37 km, el camino gira al O y se atraviesa un bosque abundante en frutos silvestres par llegar a un punto llamado pampa donde hay algunas casas. Allí pasamos la noche. Estábamos sólo a 155 km, de Santa Cruz, pero con pampas y bosque bajo delante. El día 15 a las 2:00 pm, nos concentrábamos ya en la ciudad después de 31 días de viaje y 700 km de camino.
Me dirigí inmediatamente al consulado de España, encargado de la protección de los italianos; fui recibido muy cordialmente. Necesitaba con urgencia mis baúles pero no habían llegado todavía, si bien según una segunda carta de mi encargado en La Paz, debían haberme llegado ¡hacía dos meses!
Santa Cruz de la Sierra, ciudad capital del Departamento y sede del Prefecto y de un Obispo, contará hoy con 15.000 habitantes. Fue fundada en 1557 por Ñuflo de Chávez, que salió de Asunción del Paraguay con 300 españoles. [la fundó] en un lugar no muy distante del que hoy ocupa el pueblo de San José de Chiquitos, es decir, a 350 km al E del sitio que hoy ocupa. Pero abusando los españoles de la docilidad de los indios chiquitos estos se amotinaron y se aliaron con los chiriguanos y mataron a algunos españoles. Fue entonces que el Virrey del Perú ordenó al Gobernador de Santa Cruz, Suárez de Figueroa, fundar una ciudad a mitad del camino entre Santa Cruz y Charcas para velar por la seguridad de la primera. Visitó entonces el lugar y encargó al capitán Holguín establecer la ciudad llamándola San Lorenzo de la Frontera en la planicie de Grigotá. Esto aconteció el 2 de octubre de 1592. La actual Santa Cruz dista 90 km de la última ramificaciones orientales de los Andes y está situada, según un autor que allí vi a 17º 24’ long., S y a 49”41’30” Lat. O de Tenerife y a unos 450 msnm.
Creo que pocas ciudades se parecen tanto a Asunción del Paraguay, hasta en el terreno que es muy arenoso en ambas. El mercado es similar excepto por el guaraní que aquí no se habla: las mismas mujeres envueltas en mantas o chales blancos sentadas en el suelo vendiendo montoncitos de mandioca, pocas frutas silvestres, algunos cigarros y otros. Lo que aquí abunda y falta en Paraguay son las chicherías, lugar donde se fabrica la bebida fermentada de maíz llamada chicha que gusta tanto a los del pueblo y a los cochabambinos quechuas que llegan con sus tropas de asnos y de mulas con mercaderías transportadas desde Cochabamba.
Las casas de Santa Cruz son casi todas de un piso con techo de teja. Haya algunas de dos pisos especialmente en la plaza y alrededores. La plaza, cuyo centro es un jardín de palmeras e inmensos árboles, es espaciosa. A un lado está la casa de la Prefectura (de dos pisos), el correo y la nueva catedral con dos torres, que quien sabe cuándo la terminarán.
La antigua catedral es un galpón indecente que sería mejor fuese demolido, como también el colegio nacional que se ubica al costado. Las calles no son empedradas y cuando llueve alguna de ellas se transforman en ríos. Para pasar de una acera a otra hay que valerse de gruesas tablas apoyadas en el suelo sobre las que es necesario caminar haciendo equilibrio. La iluminación pública es a base de petróleo.
El comercio de importación consiste en diversos géneros de consumo y el de exportación es el azúcar. En los alrededores existen trapiches o destilerías y se fabrica azúcar, buena y en gran cantidad. Ese [el azúcar] paga un pequeño derecho de exportación y es transportada a la ciudad a lomo de mula. Este artículo de exportación ha recibido un duro golpe por la importación de azúcar peruana; ahora solo se busca en Santa Cruz aquella de calidad superior. Además, el gobierno de esa manera, desatiende los departamento de Santa cruz y Beni, donde no hay minas (todos los gobernantes bolivianos son mineros) y solo se ocupa de abrir caminos hacia el Pacífico para transporte a la costa los productos de las minas.
En los últimos tiempos han surgido en esta zona plantaciones de café que crece bastante bien. En una superficie de 10.000 varas cuadradas, siembran mil plantas de café a una distancia de 3 varas entre ellas y cosechan, en promedio, después de cinco años, 900 kg de café al año por cada 10.000 varas. El café es consumido en el lugar y exportado vía Corumbá y, a pesar de todo el costo que comporta el transporte desde ese punto, reporta buenas ganancias.
En Santa Cruz también se consume en grandes cantidades, guaraná o pasta muy dura en panes cilíndricos hecha con la semilla de una planta que crece en el bajo Madera y cuyo precio es bastante alto. Se ralla con una lima y se toma en agua con azúcar ¡Es un buen estimulante!
A dos leguas de Santa Cruz fluye un riachuelo en un sitio llamado el Palmar (¡no vi palmeras!) donde van las familias en verano a tomar baños. A una y media legua al O corre el río Piraí sobre cuyos márgenes hay muchas chacras o cultivos.
Los cruceños de Santa Cruz son muy amables con los extranjeros y muy acogedores; mucho mejor que sus paisanos benianos que conocí. No olvidaré nunca las gentilezas de que fui objeto durante mi estadía en esa ciudad.
Pero ya tenía prisa por partir porque las lluvias eran continuas y temía que el camino que debía recorrer hasta Corumbá se volviese intransitable. Cada quince días recibía cartas desde La Paz en la cual se me comunicaba el envío de mis baúles y de una caja que me remitía al Museo de Génova; estaban allí desde hacía un año y medio, pero no llegaba. Decidí enviar yo mismo mulas para recogerlas en Cochabamba y de hecho, el 1 de enero de 1893, recibí ¡finalmente mis cosas! Había y contratado cinco mulas y dos hombres para el viaje pagándoles caro debido a que la estación estaba ya avanzada. Por fin, el 3 de enero, acompañado hasta las afueras de la ciudad por quince o veinte amigos entre los cuales estaba el Cónsul de España, a quien debo una muy gentil hospitalidad, partí hacia las 3:30 pm.
Saliendo de Santa Cruz tanto para Mojos como para Chiquitos y Corumbá, se circula por un camino bastante ancho de 5 km de largo flanqueado de huertos hasta llegar de improviso a un lugar sin árboles llamado La Isla. Desde allí el camino es semejante al que hice viniendo de Mojos: pampas y bosques bajo. Se encuentran cañas y pequeñas estancias. A las 7:00pm, llegamos a un rancho llamado Itapají donde dormimos. La mañana del día 4 partimos con un viento frío del S y amenaza de lluvia. Se camina al E entre pampas y bosquecillos. Dos leguas antes del río Grande se ingresa a un espeso bosque y se encuentran ranchos y cultivos. A las 1:30 pm llegamos a la margen izquierda del Río Grande, el cual debíamos vadear. Desde Santa Cruz habíamos recorrido 55 km, el río estaba creciendo y se dividía en dos brazos con una isla en medio. Comenzaron a pasar los baúles en las pelotas, pero cuando tocó a las mulas, éstas cayeron y costó mucho a los hombres- a los vaderos- sacarlas del río. Yo mismo pasé en pelota hasta la isla, donde estuvimos obligados a cargar de nuevo a las mulas que cayeron nuevamente en el barro con los baúles. Después las descargamos y empezamos de nuevo con las pelotas.
En tanto, se había hecho de noche y una de las pelotas casi fue llevada por el río. Había salido la última a las 6:30 pm y yo esperé hasta las 10:30., solitario en el banco en medio del río, que saliese la luna y me viniesen a recoger.