Mujeres en el siglo XIX

Ana Barba (1795)
Por: Paula Peña
Nació en Santa Cruz de la Sierra. Estuvo casada con Francisco Rivero, un connotado guerillero durante el proceso de lucha por la indpendencia. Ambos apoyaban la causa de los patriotas, luchando al lado del General Ignacio Warnes. Éste útlimo fue su padrino de matrimonio. Después de la muerte de Warnes, Ana Barba robó su cabeza que había sido expuesta en la plaza por las fuerzas realistas y le dio sepultura en su casa. Una vez lograda la Independencia los restos de Warnes fueron sepultados en un funeral con todos los honores de la patria.
Leocadia Ibáñez de Barbery (1863-1955)
Hija de Andrés Ibáñez, fue poeta y dirigente feminista. Leocadia recibió el nombre de la madrastra de Andrés Ibáñez, a quien éste le tenía gran cariño. Ante la muerte de su padre siendo adolescente, fue trasladada a Sucre a vivir con parientes maternos ya que su madre se había recluido en un convento. Su familia materna, de apellido Serrano, era una familia distinguida. Leocadia era nieta de José Mariano Serrano, quien se desempeñó como Secretario de la Asamblea Constituyente argentina, y fuera también Presidente de la Asamblea Constituyente boliviana. En esa calidad, Leocadia recibió una pensión vitalicia de ambos gobiernos.
Posteriormente, se casó con Melquiades Barbery Salvatierra, colaborador cercano de su padre. Su trabajo literario se inspiró en aspectos diversos de la vida religiosa, social, moral, cultural y política de Santa Cruz. Seguidora de los acontecimientos políticos, redactó artículos y poesías en el debate de ideas y acontecimientos, los mismos que se publicaron en revistas importantes crcueñas, como el Boletión de la Sociedad Geográfica e Histórica de Santa Cruz y en otros medios de prensa. Orestes Harnés la incluyó en la antología Poetas Cruceños, publicada en 1975, con su verso titulado Envidias Perdonables.
Francisca López
Por: Carlos Dabdoub
Se destacó durante la guerra de la independencia por oponerse a peinarse el cabello con la raya o cutibí a la izquierda y moño, como ordenaban los españoles a las cruceñas. "Con el desastre del Pari, las crenchas de los patriotas, colocadas al lado izquierdo que eran su divisa, quedaron suprimidas, usándolas al medio de la cabeza. Unas amigas realistas le dijeron que peinara su cabello, que ella mantenía suelto. 'No me peino hasta que vuelva la patria' contestó. Al día siguiente Aguilera la hizo amarrar al poste o pica que enclavaba la cabeza de Warnes, cuyas gotas sanguinolentas rociaron la de López. 'Ahora sí, exclamó, con esta agua puedo ya peinarme'. Fue puesta en libertad". (José Mariano Durán Canelas. Obras Históricas. Fundación NOVA. Santa Cruz de la Sierra. 2008: 73)

Feliciana Rodríguez Coelho (1860-1921)
También conocida como Fe, nació en Santa Cruz el 9 de junio de 1860. Junto a su familia, se mudó a Buenos Aires, Argentina, teniendo que dejar su ciudad natal debido a persecuciones políticas.
En Buenos Aires, se convirtió en monja, adoptando el nombre de Sor María de las Nieves. Desde la comunidad del Buen Pastor, apoyó a prostitutas y demás mujeres en aflicción. A pedido de su hermana, escribió relatos sobre Santa Cruz, con el propósito de ayudar a un sobrino cruceño que se había mudado a Buenos Aires. El resultado de este trabajo fue la producción de siete libretas con descripciones narrativas sobre Santa Cruz, con más de 1750 páginas en donde incluyó datos referentes a su familia, sirvientes, amigos, enemigos, autoridades, iglesia, costumbres y aventuras.
Murió en 1921.

Jessie Leticia Sisson Suárez (1864-1950)
Nació en Temple Sowerby, Inglaterra. A pesar de la oposición inicial de su familia, , se casó con Pedro Suárez, sobrino de Nicolás Suárez, hombre que desarrolló su propio emporio en torno a la explotación de la goma en Bolivia.
Pedro Suárez fue nombrado embajador de Bolivia en Londres y París y se encargó de administrar parte de la riqueza de la familia en Europa. Estando en Europa, Jessie Suárez atendió con gusto a delegaciones bolivianas que pasaron por Inglaterra y Francia, siendo anfitriona de la familia Suárez e íntima amiga de las familias Aramayo y Argandoña.
Jessie y su esposo Pedro tuvieron una vida rodeada de lujos, con amistades del más alto nivel. Vivieron en Bolivia entre 1890 y 1892, residiendo en Santa Cruz de la Sierra y el Beni. Durante su estadía en Bolivia, Jessie Sisson Suárez, mejor conocida como Leticia Suárez, participó activamente de la vida cultural y social cruceña, colaborando con la Sociedad Filarmónica 6 de agosto y participando de actos de caridad. Gracias a los relatos de su diario -publicados en la crónica sobre su vida por su sobrino Cecil Beaton- hoy se tienen descripciones sobre finales del siglo XIX en Santa Cruz y el Oriente de Bolivia.
La señora Suárez se separó de su esposo hacia el final de su vida, retornando a Inglaterra donde murió en 1950. No obstante, el carácter jovial y entretenido de Jessie Leticia fue una fuente inagotable de inspiración para su sobrino, Sir Cecil Beaton, quien se volvería un fotógrafo famoso y director de vestuario de obras de teatro, entre ellas My Fair Lady.
Manuela Velasco de Ibáñez
Hermana de José Miguel de Velasco, es considerada una matrona notable con un papel destacable durante la Guerra de la Independencia, habiendo demostrado el apego a la causa patriota y ejerciendo un papel importante de apoyo y lealtad a su familia y convicción política. Pagó una contribución de guerra de 4.000 pesos de su propio dinero, impuesta por Manuel Antonio Blanco.

Ignacia Zeballos Taborga (1831-1904)
Nació en la Enconada, actual Municipio de Warnes, el 27 de junio de 1831. Contrajo matrimonio en dos ocasiones, aunque enviudó en ambos casos. Luego del fallecimiento de su segundo marido, se trasladó a la ciudad de La Paz, donde trabajó como costurera. En 1876 participó de la quema del Palacio de Gobierno, intentando derrocar el gobierno del entonces Presidente Tomás Frías. Luego de esto, retornó a Santa Cruz.
En Santa Cruz, se enteró de la comunicación del Ministerio de Gobierno del 3 de marzo de 1879 que instruía de carácter “urgente”, el acopio de armamentos y municiones ante la invasión del ejército chileno al puerto de Antofagasta el 14 de febrero de 1879. A pesar que el comunicado eximia a los residentes de Santa Cruz y Beni de enlistarse debido a la distancia y falta de recursos, Ignacia Zeballos se trasladó hasta la ciudad de La Paz a lomo de caballo junto al “Escuadrón Velasco” o “Rifleros del Oriente”. En esta ciudad, se enlistó al Batallón Colorados, partiendo luego hacia Tacna, vistiendo el uniforme de su difunto marido, el Teniente Blanco.
A su llegada a Tacna, se incorporó como enfermera a la Cruz Roja, entonces conocida como Ambulancia, participando junto a las tropas de Bolivia y Perú en las batallas de Ite y Moquegua, en las que a lomo de mula cargaba a los niños de las “Rabonas” (esposas o madres de los soldados que los acompañaban para proveerles comida y ropa limpia) y sus respectivos rifles.
Al finalizar la Guerra del Pacífico, la Convención Nacional de 1880 la declaró Heroína Benemérita de la Patria, confiriéndole el título de Coronela de Sanidad, otorgándole una medalla de oro y asignándole una pensión vitalicia de 40 pesos mensuales.
La Coronela Zeballos falleció en la ciudad de la Paz a los 73 años de edad, el 5 de septiembre de 1904. Fue enterrada en el Panteón de los Nobles de La Paz con todos los honores militares del Ejército de Bolivia por su rango. El 27 de mayo de 1982 sus restos fueron trasladados en una urna a su tierra natal Warnes y colocados al pie de su monumento en la rotonda norte de la carretera a Montero.